Al sur del reino de Alant en una pequeña región un padre repartió la herencia y el control de la región a sus cuatro hijos, tres varones y una hija, el mayor ya casado y con un hijo seria el candidato para ser el que controle la región pero el más pequeño de los hombres no estaba de acuerdo, ya que, odiaba a su padre y a sus hermanos, por eso engatuso a su hermana y se caso con ella. Con el poder que ahora tenía podía perfectamente arrebatarle el poder a su hermano mayor. Pero este no se lo pondría fácil, tras varios enfrentamientos fue el pequeño el que se hizo con el control de la región, pero aun quería más y más.
En medio de tantas disputas el mediano de ellos, que pasaba de todo lo que estaba ocurriendo, se caso y tubo una preciosa hija, Ellen, esté, maldecido por uno y odiado por el otro, decidió construirse una pequeña casa en una aldea a la frontera de la región por si tenia que huir con su familia. Pero al final no la necesitó por que las cosas se calmaron como si no hubiera pasado nada.
Pasaron 14 años y Ellen ya era toda una mujer, tenía 16 años y era una de las más bellas de todo el reino, por no decir de todo el territorio. Pelo moreno, largo con un toque caoba, ojos verdes claros, de figura esbelta y lo más importante: una personalidad muy dulce, siempre sonriendo. Era preciosa, tanto por fuera como por dentro, y además, muy lista.
Pero no era hija única ya que tenía un hermano pequeño, Matt, de 11 años. Era igual que su padre, pelo corto, ojos marrones y una pequeña marca de nacimiento en la espalda. Este, a diferencia que su hermana, era mas travieso y le gustaba mucho investigar, ya que siempre estaba jugando con un palo pensando que era un gran guerrero que encontraba un gran tesoro: Las joyas de su madre…
Un día, sus padres se fueron a un importante viaje, ellos dejaron a su ama de llaves al mando hasta que regresaran, pero eso no le gusto nada a Matt.
Esa mañana en el jardín donde Ellen estaba ayudando al jardinero a podar, una de las criadas se acerco deprisa a la joven:
- Criada: ¡Señorita!¡Señorita Ellen!
- Ellen: Si, ¿Que pasa?
- Criada: Su hermano robo las joyas de su madre y huyo con el burro del jardinero.
- Jardinero: ¡Mi burro!¡Ese mocoso…¡Como le pille! ¡Le cuelgo de un pino!
- Ellen: Tranquilo, usted quédese aquí, que yo le traigo el burro de vuelta. Por favor, dígame ¿Por donde se fue?
- Criada: Se fue por el camino del río.
Ellen salio corriendo hacia el establo, monto en su caballo, y salio en busca de su hermano.
Ya llevaba un buen rato siguiendo su rastro por el camino, hasta que se paro en un puente, creyó haberlo perdido allí pero cuando estaba dispuesta a dar media vuelta y rendirse, escucho al burro en la otra orilla y los gritos de su hermano.
-Matt: ¡Maldito burro! Solo quiero atarte al árbol.
El burro rebuznaba haciendo mostrar su descontento con el pequeño.
- Matt: ¡Venga!
La pelea continuo, hasta que el burro se soltó del chaval tirándolo al río.
Mientras tanto, la joven se acercaba por un lado medio escondida entre los matorrales, el chico maldecía una y otra vez al burro mientras que este, tranquilo, bebía agua del río, la joven salió de su escondite.
- Matt: Hermana ¿Que haces aquí?
- Ellen: -Pues ayudar a mi tonto hermano… - Dijo con una burlona sonrisa
- Matt: ¡No quiero tu ayuda! – Gritó – ¡Y menos después de dejar que papa y mama te hagan eso!
- Ellen: ¿Que ‘eso’? ¿De que hablas? – Dijo con una expresión clara de sorpresa –
La joven ayudo a su hermano a salir del agua, ya una vez fuera ella se arrodilló y le cogió por los hombros.
- Ellen: Di… ¿De que hablas?
- Matt: Papa y mama te quieren casar con el hijo de un noble…
- Ellen: ¿Como dices? ¿Cuando escuchaste eso?
- Matt: Anoche, antes de que partieran… ¿Es que acaso no lo sabias?
- Ellen: ¡No! – Gritó –
- Yo nunca me casare y menos con alguien desconocido…Anda volvamos a casa. – Dijo mientras secaba la cara a su hermano con un pequeño pañuelo que siempre llevaba consigo –
Ellen ayudo a su hermano a montar en su caballo, luego ató al burro a la silla de este, y monto junto a su hermano. Cuando llegaron, aun les esperaban la ama de llaves y el jardinero, preocupados al ver que no regresaban. Al verlos llegar, el jardinero contento y feliz, ayudó a bajar a la joven y al muchacho, después de ayudar se fue con el burro al establo donde le mimaría para tranquilizarlo. Cuando el muchacho estaba apunto de entrar en la casa, el ama de llaves le propinó una bofetada en la cara con aspecto de estar enfadada.
- Ama de llaves: ¡Esto para que vuelvas sucio...!
El ama de llaves no pudo acabar la frase, por que Ellen le dio la vuelta y le dio otra bofetada, como ella había hecho con su hermano.
- Ellen: ¡No te atrevas a ponerle la mano encima!
- Ama de llaves: Pero... –Dijo sorprendida al recibir el bofetón de Ellen- Esto no quedara así, para eso su padre me dejo al mando.
- Ellen: No, ya no esta al mando de nada, vallase y no vuelva. – Dijo con superioridad -
- Ama de llaves: Me las pagaras…Niñata…
El ama de llaves se marcho deprisa y cabreada hacia la casa que tenían los criados. Ellen metió en casa a su hermano y cogió una vara de madera por si intentaba atacarla, pero ni lo intento, en el fondo estaba asustada .Nunca Ellen había levantado la mano a alguien… menos a uno de sus criados.